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Ubica tu arreglo floral en un lugar bien iluminado pero sin exposición directa al sol, fresco y protegido de corrientes de aire. Si tienes aire acondicionado, coloca un plato con agua bajo el florero para evitar que se sequen demasiado rápido. Frente a un espejo, el efecto decorativo de tus rosas se duplicará.

Retira cualquier envoltorio y coloca las rosas en agua lo antes posible. Si es necesario recortar los tallos para que se ajusten a tu florero, hazlo en un ángulo diagonal para facilitar la absorción de agua. Es crucial que no haya hojas sumergidas en el agua, ya que esto puede fomentar la descomposición. El florero debe ser aproximadamente la mitad de la altura de las rosas.

Si vas a usar espuma floral 

(también conocida como oasis) para sostener las rosas, asegúrate de humedecerla correctamente cada día, usando una botella o regadera con pico largo. Es importante que la espuma esté bien hidratada para que las flores se mantengan frescas y bien sostenidas.

Cuando arregles las rosas en un florero con agua, asegúrate de que siempre esté bien lleno. Lo ideal es que haya suficiente agua para cubrir al menos un litro por cada docena de rosas. Esto ayuda a mantener las flores hidratadas y saludables.

Es recomendable revisar tus rosas a diario para asegurarte de que están en buen estado. Si notas manchas o decoloración en los pétalos, retíralos con cuidado. Si alguna rosa no se abre, prueba soplar suavemente en su interior para ayudar a que los pétalos se separen. En caso de que los pétalos estén deshidratados, recorta el tallo diagonalmente y deja la rosa en agua por unas horas en posición horizontal.

Recuerda que las rosas son seres vivos y su duración puede variar según las condiciones del entorno. Aunque sigas todos estos consejos, factores como la temperatura, la humedad y la iluminación pueden afectar su comportamiento. Si no estás satisfecho con el estado de tus rosas, contacta con el servicio al cliente para explorar posibles soluciones dentro de un plazo de 72 horas.